Cosmosisaias: Ego cosmico

miércoles, 20 de enero de 2010

Ego cosmico


Hay gente que se pasa la vida buscando a su media naranja, a alguien que le quiera y van de un lado a otro alimentándose del cariño de cada nueva opción que se les presenta, como si fuese la definitiva. Yo hago todo lo contrario. Bueno, lo contrario quizá seria huir de ellas, y tampoco es eso. Sólo que no busco.
Hoy es un día de esos en los que noto que me falta algo. Soy de los que piensan que no necesito encontrar a mi media naranja. Doy por echo que algún día llegará alguien pero que sí no la encuentro, no es tan preocupante como por ejemplo, desarrollar un cáncer y morir joven.

Pero hoy siento que me gustaría tener a alguien. Y ¿sabes qué? Podría tener a alguien. De hecho, a varias personas encantadoras que accidentalmente se han o se están interesado por mí. A decir verdad, cualquiera se despertaría radiante y regordete de orgullo cada mañana sabiendo que tiene posibilidades, opciones de amor, cariño e ilusión. Gente que le aprecia y espera un signo de interés por tu parte.
Sin embargo, yo no. Me escudo en que no son lo que yo quiero, (lo que siento que quiero realmente), que quiero el néctar de otro tipo de flor; me escudo en que estoy enamorado de otra persona que no son esas adorables abejitas que me rodean; me escudo en que estoy aceptando mi nueva identidad y preparándome para el salto, me escudo en mil excusas. Pero me he dado cuenta que sigo temiendo a exponerme, que estoy lleno de miedos y complejos aún.

Es cierto que estoy en una etapa complicada en la que cada día tengo que cambiar algo nuevo en la estructura de mi cabeza para poder mirarme al espejo y salir con una sonrisa en la cara. Es cierto que aun sigo enfrentando esto que surgió tormentosamente en mi interior de un tiempo a esta parte y que hizo tambalear los cimientos de mi existencia. Es cierto que probablemente no sean las personas que quiero esas que se interesan por mi con devoción y palabras sinceras.
Pero también es cierto que quizá me ayudaría un poco ese cariño alguna que otra mañana, algún abrazo y un beso en el momento y lugar adecuado. Y sabiendo que no estoy tan lejos de conseguirlo, muchos me darían de golpes si supiesen la mitad, muchos quisieran y darían parte de sí mismos por sentirse tan queridos como yo.

En cierto modo, mis miedos tienen mucho que ver. Pero, ahora que lo pienso, todo este rechazo a ser feliz no tiene tanto que ver con los miedos de siempre que he nombrado antes. Creo que existen miedos mayores que me impiden dar pasos que cualquiera envidiaría poder dar. Y esos son los miedos a hacer daño a esas personas, miedo a defraudarlas, a no ser capaz de darles lo que merecen, a comenzar algo que está abocado al fracaso y sabiendo casi al 100% que lo estará.
O quizá ese sea otro de los miedos en los que me escudo. Quien sabe

No hay comentarios: