Un astro tan solo y tan acompañado a la vez, iluminando en medio de la oscuridad a la ciudad de Monterrey. Mucho hacia que no veía esa discordia, besando la desgracia de la plebe. Esa luna ya se olvido de mí. Ese astro tan querido al que yo cantaba ya se olvido de mi. Ojala que no tapen las nubes a la luna esta noche, dijo un vagabundo. Yo pensaba lo mismo. ¿Por qué te olvidaste de mí lunita regiomontana? Tú me viste crecer, tú me viste pecar, esconderme, cantar, escapar y también llorar. Ojala pudiera ir contigo de nuevo lunita regiomontana, y escuchar tu voz de chiquilla, volver a conversar contigo. Esto de pensar en voz alta ya no parece una buena idea, te necesito lunita regiomontana. Ya no te olvides de mí.